Luego de diez años de su primera formulación teórica y una simple corrección matemática, en 1975 el ingeniero Gordon Moore aseguraría que los circuitos integrados de transistores (hoy microchips) duplicarían su capacidad cada dos años, con una acelerada baja de costos y tendencia a la obsolescencia de la tecnología anterior. Las industrias culturales no prestaron demasiada atención al co-fundador de Intel. La crisis del petróleo marcaba las preocupaciones del mercado y las computadoras de uso personal comenzarían a comercializarse a escala en la década siguiente. Productoras de cine, editoriales y discográficas, no tendrían en cuenta que la copia digital doméstica afectaría en forma irreversible su esquema de negocios. Hoy, en su búsqueda del tiempo perdido, los principales jugadores del sector intentan extender los plazos de explotación de obras y patentes sobre las cuales tienen derechos adquiridos (1) y establecer estándares regulatorios internacionales que eviten que esos contenidos o manufacturas ingresen al dominio público.
(Fragmento de la ponencia presentada en las VI Jornadas de Investigación en Comunicación: «Las prácticas comunicactivas y los medios de comunicación en la centralidad de la escena pública«, organizada por la Universidad Nacional de General Sarmiento, 2009)